Muchas mujeres piensan –erróneamente– que es normal que les duelan los pechos. Las causas más frecuentes son infecciones de la piel del pezón y la aréola y las grietas o fisuras producto del mal acoplamiento boca-pecho (por presión o tracción exagerada del pezón o por el roce de la lengua cuando el bebé succiona en forma disfuncional).
Si la grieta es leve o reciente, se corrige cuidando que la cabeza del niño esté de frente al pecho y que el pezón y la aréola queden dentro de la boca del niño. Después de cada mamada, cubrí la areola y el pezón con leche materna y dejá secar al aire. De ser posible, ayuda exponerlo al sol unos minutos.
Empezá el amamantamiento por el pecho menos dolorido. Habitualmente en 24 horas la situación se supera. Si la grieta es extensa y dolorosa, colocá al bebé con los labios paralelos a la grieta de modo que los bordes entren juntos a la boca.
Si el dolor es demasiado, suspendé una o dos tomas, realizá extracción manual cada 3 o 4 horas y dale la leche con cucharita, jeringa o gotero. No es recomendable usar crema de caléndula ya que mantiene más húmedo el tejido y demora más la cicatrización. Es importante saber que el dolor interfiere con el mecanismo de eyección de la leche y hace que el bebé no reciba suficiente y llore; esto genera angustia lo que inhibe aún más la eyección e inicia un círculo vicioso.
Se da durante la bajada de leche y puede deberse a un aumento de la presión de los vasos sanguíneos o a la acumulación de leche. Las mamas suelen estar sensibles, grandes y duras pero puede extraerse leche.
Si la congestión compromete la areola, el bebé no será capaz de introducirla en su boca y habrá que extraer la leche manualmente hasta ablandar la zona.
La congestión por acumulación de leche puede acompañarse de edema (acumulación de líquido) que en casos extremos impide la salida de leche. Las mamas se ven muy duras, dolorosas, calientes y, en algunos casos, enrojecidas.
Al iniciarse la mamada se descarga mucha leche y el bebé se atraganta o le produce distensión gástrica dolorosa. El bebé ingiere mayor volumen de la primera leche, que contiene más cantidad de lactosa y menos grasa, y le provoca cólicos, regurgitaciones, deposiciones frecuentes y líquidas.
Debés estar atenta a esta situación para retirar al bebé del pecho y darle de mamar en otra posición: sentarlo en posición vertical o a caballito.
Es el tejido mamario en una ubicación no habitual como, por ejemplo, la axila. Hay dos posibilidades: que tenga conducto de salida y que segregue leche como cualquier mama o que se trate sólo de tejido glandular y genere dolor al tercer día después del parto, pero luego se torne improductiva.
Para aliviar las molestias se recomienda el uso de analgésicos y frío local.