Es fundamental, luego del nacimiento, favorecer el contacto piel a piel y la lactancia temprana. El pezón y la aréola, por el efecto de la oxitocina, aumentan su tamaño en el momento del parto, facilitando así la prendida al pecho. A su vez, después del nacimiento, el bebé se encuentra en un estado de alerta, lo que facilita la prendida y hace que sea más efectiva.
Los primeros días hasta que baje la leche, es importante poner al bebé al pecho todas las veces que sea posible, amamantándolo frecuentemente. Algunos niños comen hasta 10 a 12 veces por día. A medida que el bebé crece se ajustan los horarios tanto de la demanda como de la producción de leche a una frecuencia de cada tres o cuatro horas en el día y una o dos veces en la noche.
El final de la Licencia por Maternidad suele ocurrir a una edad del niño en la cual la lactancia materna sigue siendo muy importante. La Organización Mundial de la Salud, UNICEF y el Ministerio de Salud de la Nación recomiendan que la misma sea exclusiva hasta los 6 meses de vida y continúe luego complementada con alimentos adecuados.